Escalando el conflicto

Niveles y umbrales

Comenzamos este capítulo recordando que el objetivo de La Próxima Puerta es facilitarte la gestión de tus conflictos para que puedas vivirlos no solo como problemas, sino también como oportunidades de cambio y mejora de tus relaciones, actividades y proyectos con otras personas.   

Para lograrlo, el primer paso es familiarizarte con los distintos niveles en que puedes gestionar tus conflictos. Son cinco los niveles de gestión que he establecido en mi metodología en función del grado de intensidad con el que los sientes, la competencia que tienes para gestionarlos y el tipo de acciones que normalmente realizas en cada uno de ellos.

Nivel 0: infraconflicto.

Estás en este nivel cuando no tienes conciencia de que eres parte en un conflicto.

Con independencia de cómo lo viva la otra persona, tú no sientes que tengas ningún problema o conflicto con ella. Este nivel “0” de gestión dependerá de tu grado de sensibilidad a las diferencias, desacuerdos o discrepancias con otros. Cuanto más sensible seas, más bajo lo tendrás y, por tanto, antes experimentarás el conflicto. Mientras no tengas sensación de conflicto, actuarás como si no existiese, es decir, no harás nada al respecto.  

 “Umbral de existencia”: es la línea que marca tu toma de conciencia de que algo va mal con alguien, que pasa algo, que tienes algún tipo de dificultad o conflicto con otra persona.

Nivel 1: conflicto autogestionable,

Estás en este nivel cuando ya sabes que eres parte en un conflicto. 

Identificas las sensaciones de malestar (irritación, nerviosismo, impaciencia,…) que experimentas con la otra persona y te das cuentas de que tienen su causa en vuestras diferencias, pero consideras que el conflicto es todavía incipiente.

Estarás en este nivel mientras consideres que el tema no tiene demasiada importancia como para requerir la implicación de la otra persona. En el nivel “1” autogestionas el conflicto. ¿Cómo? Ajustando tus emociones, acciones e interpretaciones de lo que está pasando para encajarlas dentro de los márgenes de lo que es comprensible y tolerable para tí. Muchas personas, para evitar afrontar el problema con la otra parte, estiran tanto esta fase de autogestión que pasan del nivel “1” al “3” sin pasar por el nivel “2” de intergestión.

“Umbral de tolerancia”: es la línea que marca tu tope para autogestionar el conflicto. Lo traspasas cuando llegas al convencimiento de que, para poder resolverlo, necesitas que la otra persona también se implique.

Nivel 2: intergestión del conflicto.

Entras en este nivel cuando llegas a la conclusión de que para resolver el conflicto necesitas una gestión interactiva con la otra parte.

Esta intergestión es la que tú y la otra persona lleváis a cabo a través de interacciones comunicativas (de inicio y planteamiento, indagación, negociación, persuasión, reconocimiento, enfrentamiento, acomodación, agresión,…) en momentos y espacios diferentes. Sé bien, por mi larga experiencia mediando en conflictos, que en este nivel de gestión muchas personas sienten desasosiego, incluso, ansiedad. Según el grado de sensibilidad al conflicto, se puede llegar a vivir su intergestión como una experiencia violenta.

Cuanto más te importen los dos o alguno de los focos del conflicto (el asunto y la relación), más sentirás en juego lo que para ti pone en riesgo el conflicto, por lo que seguramente aumentará tu preocupación, incomodidad, irascibilidad…. Si tu tendencia es evitar los conflictos, retrasarás o rehusarás entrar en este nivel, pero ¡cuidado! Recuerda que esta evitación del nivel “2” de gestión puede escalar el conflicto y llevarte al nivel “3” directamente desde el nivel “1” casi sin enterarte o sin poder reaccionar a tiempo.

Afrontar la intergestión del conflicto no asegura su resolución en este nivel. Tú, la otra persona o ambos podéis llegar a la conclusión de que, a la vista de cómo lo estáis intergestionando,  no vais a llegar a ningún buen puerto. Este es el momento en el que decides pasar al nivel “3”.

“Umbral de competencia”: es la línea que marca tu tope de competencia para gestionar productivamente el conflicto por tí mismo con tus recursos ordinarios.

Nivel 3: supraconflicto.

Entras en este nivel cuando sientes que el conflicto sobrepasa tu pericia para gestionarlo.

Una vez llegas aquí sueles comprobar que además de no poder resolverlo, cada vez que interactúas con la otra parte, la situación empeora aún más. En este nivel pondrás en marcha recursos extraordinarios.

Los tres tipos de acciones más comunes para abordar la supragestión son: 

  1. Huida: cambiar de contexto, salir del ámbito relacional (e incluso físico) de la otra persona. Si, a pesar de haber puesto “tierra de por medio”, la otra parte decide continuar el conflicto, esta acción os llevará a nuevos territorios de conflicto.
  2. Ayuda: buscar la intervención de un tercero para ayudaros a gestionar el conflicto o delegar en él su resolución. En el primer caso ambas partes tendréis que estar de  acuerdo en el tipo de intervención (terapia, mediación, negociación, orientación…) y en la elección del tercero. Esta acción os podrá llevar a territorios de armonía (consenso) o conflicto (disenso). En el segundo, bastará con que uno de vosotros decida esta medida (interposición de una demanda) para empujar al otro a este nuevo territorio de conflicto. Desgraciadamente, con mucha frecuencia las sentencias y laudos arbitrales se convierten en papel mojado o, incluso, son el comienzo de una larga y cruenta carrera judicial. 
  3. Lucha: supone emprender todo tipo de acciones para una guerra sin cuartel contra la otra parte. Si uno de vosotros adopta esta medida, arrojará al otro a este nuevo territorio de conflicto. Unas veces estará dentro del sistema y la legalidad (las batallas legales y judiciales) y otras, fuera de la ley, en el campo de la violencia.

Nivel -1: supraconflicto interior.

Entras en este nivel cuando el conflicto perjudica manifiestamente tu salud.

Puedes llegar a este nivel después de permanecer mucho tiempo  autogestionándolo o intergestionándolo infructuosamente o cuando ha escalado de tal modo que sobrepasa tu competencia para gestionarlo y te sientes en un túnel sin salida. Este nivel de supraconflicto de salud o supraconflicto interior se caracteriza por elevados niveles de estrés y ansiedad. Afecta a la confianza, la autoestima, la  salud física (dolores de cabeza, gastrointestinales, dermatológicos, respiratorios,…) y mental (depresión, adicciones,…) de las personas.

Las acciones en este nivel tienen carácter extraordinario y van encaminadas al restablecimiento de la salud: vacaciones, deporte, ocio y aficiones, acudir a profesionales del ámbito sanitario/terapéutico,...

“Umbral de resiliencia”: es la línea que marca tu tope de resistencia física y mental para gestionar productivamente el conflicto por ti mismo y con tus recursos ordinarios. Lo traspasas cuando la gestión del conflicto perjudica tu salud y afecta al normal desenvolvimiento de tu vida.

Los “umbrales subjetivos del conflicto” son aplicables a todas las personas, pero, al venir marcados por el grado de sensibilidad y competencia de cada una, por su propia percepción y nivel de intensidad con que lo experimentan, no son estándar, sino variables y personalísimos. Por eso ante la misma situación las personas reaccionamos en momentos, modos e intensidades diferentes, porque nuestros umbrales y niveles de gestión pueden ser muy distintos. 

Aunque los umbrales dependen de la experiencia subjetiva del conflicto, el planteamiento que yo propongo permite identificar un punto de referencia objetivo dentro de la subjetividad. Es decir, para gestionar adecuadamente los conflictos, no importa tanto cuál sea esa experiencia subjetiva, como reconocer cuándo se cruza cada umbral y el tipo de acciones que tiene lugar en los diferentes niveles de gestión del conflicto.